lunes, 4 de febrero de 2013

Segundo cotidiano

Me senté, me concentré y nada salió, ¿de dónde? De mi cabeza ¿o mente? Las ideas no salen como cuando el viento golpea las ramas de los árboles, sino que, te siguen y buscan, hasta encontrar al dueño o dueña de sonetos, donde sólo ellos podrán estar encargados de esparcir o esconder, ¿ocultar o enfrentar? Mejor miremos el cielo… ¿qué cosas hay hoy? Por la hora puedo ver un cielo en colores esparcidos, algunas nubes y la luna asomándose despacito, mientras alguien me manda una canción de Juan Antonio Chicoria Sánchez, escuchando cada nota en ojos cerrados, además, espero con ansias jugar en la casita de muñecas, recordando la hora del té, ir de compras y esperar al esposo. Mis lápices están junto a mí, siempre lo están, igual que cada vez que veo a mi hermana ella lleva su cámara, o en el momento que abrazo a mi peluche el monstruo come galletas y me cuenta cuentos cuando duermo, o pegar recortes formando un dibujo imaginado, ¿por quién? Por una adulta o niña, o bebé quizás. Al lado de mi casa un niño llora, ¿por qué? Dos opciones; manipulación o dolor, ¿por qué no existe una tercera, la neutra tal vez? Porque dime con quién andas y te diré quién eres.
Me dijo que escribiera sobre las cosas ricas de la vida, y al final, ni sé qué escribí.

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